Todo perfecto. La recepción al llegar con un estupendo txacoli de su propia bodega, todo un detalle y en todo momento se deshacía en atenciones. La habitación con frigorífico y el "servicio de cafetería" abierto permanentemente, todo un acierto y comodidad.
Arantxa encantadora y Koldo, la única intervención que tuvo fue para solucionar un tema con internet que nos dió un pelín de guerra. La situación es lo único que nos descolocó un poco porque somos muy urbanitas, pero a fín de cuentas, todo estaba cerca con el coche y si lo que buscas es desconectar y estar en contacto con la naturaleza, éste es tu sitio.
Totalmente recomendable.