Encantador hotel. Situado dentro del casco antiguo de Baeza, cercano a restos de la muralla en la cual queda un arco. En calle tranquila (evocador acceder a ella bajo el citado arco) y muy cerca, dando un pequeño paseo, de los monumentos principales de la ciudad. Lo más destacable, a nuestro juicio, la recoleta piscina a cielo abierto de que dispone, un auténtico lujo para un establecimiento en una casona dentro de la trama urbana consolidada de la ciudad; suelo rústico, paredes encaladas, entrada cubierta con vegetación, cuatro tumbonas (quizá algo mejorables). Salón de uso común muy agradable: grande y bien decorado, con revistas y libros. Habitación grande (si bien con pequeña parte de cubierta inclinada en 2º piso en la que hay cabezada) y cómoda, así como la cama; servicio higiénico con azulejos artesanales. Entrada al hotel con bello artesonado en el techo. Personal correcto y atento. Ambiente muy tranquilo.Nos sentimos como en casa. Buena relación calidad-precio.